Psicología Infantil y Adolescentes
En el centro podrá acceder a terapia especializada en:
- EMDR perinatal, infantil y juvenil
- Asesoramiento y Terapia Familiar
- Miedos y Fobias
- Ansiedad
- Ansiedad en los exámenes
- Baja autoestima
- Depresión
- Duelo: muerte de un ser querido, de amigos y personas cercanas.
- Traumas: bullying, abuso sexual, maltrato, accidentes, crímenes, catástrofes naturales, etc.
- Problemas del sueño: pesadillas
- Problemas de adaptación: divorcio, cambio de domicilio, cambio de colegio, etc.
- Agresividad
- Dolor Crónico
Mamá, necesito un psicólogo.
Ojalá los niños pudieran tener las capacidades verbales y cognitivas necesarias para decir a sus padres que necesitan ayuda. Una característica inevitable en el niño y adolescente es la inmadurez de su sistema nervioso central, de su cerebro, y esto les hace muy vulnerables. Su cerebro, al poseer una capacidad de integración limitada, no sabe “digerir” bien las experiencias negativas, base de los problemas emocionales y de conducta que pueden desarrollar, así como de diversos problemas físicos.
Entonces… cómo nos dice nuestro hijo o hija que las cosas no van bien
Bueno, es verdad que muchas veces nos lo dicen directamente: “este profesor me tiene manía…”, “mamá, ¿tu no te morirás como la abuela, verdad?”, “Te odio, ojalá te murieras”, “Papá, tengo un examen mañana, y ya me está doliendo la tripa…”.
Pero otras veces tenemos que hacer de investigadores… tras determinadas experiencias, como es el nacimiento de un hermano, cambio de vivienda, un ingreso hospitalario, separación de los padres, muerte de un ser querido o mascota, cambio de colegio, presenciar o sufrir un hecho traumático, etc. el niño o niña “cambian”. Puede que cambien poco: empiezan a tener pesadillas, o se les escapa el pis de noche, o son más desobedientes, o bajan las notas, o no quieren ir con determinados amigos, o tienen poco apetito, o empiezan a tener dolores de cabeza o de tripa, o necesitan lavarse en exceso… otras veces cambian mucho: empiezan a tener pesadillas y se les escapa el pis y son más desobedientes y las notas bajan y les duele la tripa.
Ojo, que un niño o niña cambie mucho no es un indicativo fiable de que el trauma sea grave. Los niños, dada su incapacidad para integrar a nivel cerebral la experiencia vivida, muchas veces sólo muestran la punta de un gran iceberg, lo que a nuestros ojos es un leve cambio (tras la separación de los padres una niña se distrae fácilmente, y no atiende mucho en clase, la madre acude a consulta porque su hija había suspendido una asignatura y le recomendaron desde el colegio buscar ayuda psicológica), puede ser un serio problema (esta niña sufría de depresión grave).
Es indudable que las experiencias negativas marcan, pero no podemos evitarles a nuestros hijos determinados traumas, son parte de la vida.
Otras veces pensamos que las cosas van bien, y es desde fuera que nos llaman la atención y nos hacemos conscientes de que algo que sucedía de siempre resulta que no es “normal”. Un ejemplo: una niña que es muy ordenada de siempre, que su habitación la tiene siempre impecable y no tolera que se coloquen los juguetes de otra forma y sufre mucho si no puede lavarse si está manchada por la comida. Puede parecer una niña casi ideal, pero detrás de su conducta hay un problema muy grave. Si sus padres no saben que esto es así puede que hasta se sientan orgullosos de ella, ayudándola a mantener el problema, “siempre llevo toallitas húmedas en el bolso por si la niña las necesita, le da mucho asco tocar la barandilla del autobús…”.
Qué hago entonces como madre o padre
Conecta con tu hijo o hija, entendiendo cómo se está sintiendo y validando sus emociones, “veo que estás triste…”, “estarás enfadado con mamá y papá porque nos hemos separado…”. Dale una ayuda desde el cariño, sin mostrar angustia, expresando una preocupación proporcionada con la situación y sin juzgarle/a. Acoge a tu hijo o hija… si, si, los abrazos, las caricias y los besos sinceros de los padres curan muchas heridas. Cubre la necesidad de tu hijo o hija, sabiendo qué necesita. Si sabes hacer esto, desde dentro, seguramente no necesitarás traer a tu hijo al psicólogo, como madre o padre serás el mejor amortiguador de sus malas experiencias y enseñarás a tu hijo o hija a digerir y afrontar adecuadamente las situaciones que la vida le presentará.
Si no conseguimos arreglar el problema desde casa, y a veces esto ocurre, lo más aconsejado es la terapia psicológica.
La terapia EMDR ayuda a los niños y adolescentes a digerir el trauma, deshaciéndose de lo que no les sirve y les hace daño, y quedándose con lo que les hace crecer y ser más fuertes y valientes. Este tipo de terapia es altamente eficaz. ¿Cómo es la terapia para los niños?
Método de trabajo en psicología infantil y adolescentes
Padres separados y/o divorciados
La ley nos prohibe hacer terapia con niños de padres separados o divorciados a no ser que ambos progenitores o tutores legales nos den consentimiento firmado.
En situaciones en las que alguno de los progenitores no esté de acuerdo en que su hijo o hija reciba terapia, siempre existe la posibilidad de hacer intervención con el adulto interesado, dándole las herramientas necesarias para poder resolver o aliviar el problema, entrenándole en estrategias de control de conducta, conexión emocional, apego seguro, regulación emocional, etc.
La primera visita en niños
Por lo general en la primera visita deberán estar presentes ambos progenitores o tutores legales, y no estará presente el niño. Si el niño pide expresamente ver a un psicólogo, podrá asistir en la primera visita y si lo solicita podrá entrar solo a la consulta. Pero esto suele ser una excepción.
En la primera visita necesitamos conocer por boca de los padres el problema, y no es conveniente que estén los menores delante. En esta primera visita les explicaremos como preparar a su hijo el día que venga a consulta, qué decirle, y cómo deben comportarse en la consulta cuando su hijo esté presente. Este aspecto es importante para conseguir un ambiente positivo y colaborador con el niño.
La primera visita en adolescentes
Muchos adolescentes desconfían cuando sus padres les llevan al psicólogo. Y no podremos hacer terapia con un adolescente que se niegue. Por esto mismo en algunas ocasiones la primera visita será directamente con su hijo o hija, reservando un tiempo para que los padres puedan conocer al psicólogo. En esta primera visita explicaremos a su hijo o hija la necesidad de trabajar en equipo con los padres.
El resto de sesiones
La terapia de niños y adolescentes implica generalmente el trabajo con los padres. En el proceso de evaluación habrá sesiones con los padres a solas, y sesiones con el menor a solas. En el proceso de intervención se necesitarán sesiones de trabajo con los padres, sesiones de trabajo con el menor, y sesiones de trabajo con el menor y los padres.
Quién va a hacer terapia
Los síntomas en niños y adolescentes suelen ser una señal de alarma que indica un mal funcionamiento dentro de la unidad familiar. En la primera o primeras sesiones el psicólogo le indicará cómo será el proceso de terapia:
- Si es necesario que alguno de los progenitores, o ambos, hagan terapia individual o de pareja antes de realizar intervención con el menor: en ocasiones el problema en el niño es el reflejo de un problema en los padres. Si alguno de los progenitores está mal emocionalmente, tiene estrés, depresión, ansiedad, etc. es necesario mejorar esos síntomas antes de intervenir con el menor.
- Si es necesario que alguno de los progenitores, o ambos, hagan terapia individual o de pareja de forma paralela a la intervención con el menor: cuando los síntomas en el menor son graves y además hay síntomas en los padres, la intervención de la unidad familiar se realiza al mismo tiempo.
- Si sólo es necesaria intervención en el menor: cuando los padres están bien emocionalmente y son capaces de dar un apego seguro a su hijo, podemos intervenir directamente. Hay que tener en cuenta en todos los casos que la intervención en menores implicará el trabajo con los padres, como hemos señalado anteriormente, pero en este caso en particular los padres no necesitarán terapia individual o de pareja.
Asesoramiento y Terapia Familiar
La terapia familiar estaría indicada cuando la estructura/dinámica familiar está deteriorada, generando una disfunción en la convivencia y grandes niveles de estrés, malestar y sufrimiento. Este tipo de terapia tiene un coste distinto al resto, ver tarifas.
Especialmente indicada en estos casos:
- Dificultad en el reconocimiento y expresión emocional/afectiva: empatía parental.
- Falta de armonía en el sistema familiar.
- Roles difusos
- Crisis familiar (ej: hijo entra en adolescencia, separación conflictiva, independencia de alguno de los hijos, duelo…)
- Acogimiento y adopciones
- Alto nivel de estrés en la dinámica familiar.
- Alteraciones de las capacidades de pensar, reflexionar hacer proyectos y verbalizar la experiencia.
- Tendencia a pasar al acto agrediendo (violencia intrafamiliar ascendente o descendente)
- Dificultad en el manejo de frustraciones.
- Trastorno del apego.
- Traumas tempranos, crónicos o complejos.
- Problemas de salud mental asociados (trastorno mental grave de alguno de los miembros
- Cuando la dinámica y la estructura familiar afecta directamente a la salud mental de los miembros
Confidencialidad
Hay que recordar que aunque estemos hablando de niños, el código deontológico profesional nos obliga a guardar confidencialidad. Esto, ¿qué quiere decir?, pues que los psicólogos no sacamos información a los hijos para luego dársela a los padres. Hay una excepción, que tu hijo o hija nos hable de autolesiones, suicidio, o abusos o maltrato sufridos en él o ella u otras personas.