Hablando sobre EMDR cap. 1
14
AGOSTO, 2017
Arwen Caban
Hace años le llevo dando vueltas a la cabeza, animada por mi marido Javier, por pacientes, por compañeros de profesión, el tema de compartir a través de podcast, blog, youtube… Pero siempre hay otras cosas en la lista, importantes, que consumen esas horas diarias tan limitadas (si consiguiéramos que el planeta tierra rotase más lento dispondríamos de días más largos… umm pero viviríamos menos años 🙂 ).
De una forma u otra estoy intentándolo, porque me apetece, la verdad. Es un reto hacer algo nuevo, conseguir una rutina nueva. Estoy en un momento de cambios y podría ser bueno un cambio más. Y es que hablar de EMDR es hablar de cambios.
Dentro del proceso continuo de cambio en el que estoy metida, uno importante comenzó hace tres años. Tiene que ver con auto cuidado, con hacerme cargo… empecé a encargarme de mi brazo izquierdo. Se había quedado inválido fruto de mi dejadez, una lactancia intensiva, la consecuente tendinitis y varias calcificaciones de más de 15 mm de largo cada una. Lo dejé pasar porque soy diestra, y tubo que quedarse el brazo colgando, inerte, para que lo mirase, lo viese, y me hiciese cargo. ¿Te suena de algo? Así que tres años después vuelvo a tener brazo. Ha supuesto pasar por traumatología, resonancias magnéticas, ecografias, médico rehabilitador, ocho sesiones de ondas de choque, varios meses de rehabilitación (aquí tengo enchufe con mi hermana Marisa Caban, el hada de los fisioterapeutas), y ahora con ejercicio de fortalecimiento. Hoy en día puedo sostener una jarra de agua y no se cae, hace tres años no podía ni levantar el brazo, pero me había hecho a ello, era mi bracito inválido. Normalizado, aceptado. Y es que los que tenemos apego evitativo-distanciante podemos en ocasiones hacer esto, llegar a normalizar lo que es totalmente patológico y disfuncional… ¿te va sonando?
Y mi brazo se quedó en stand by…
o en huelga… que es lo mismo 😛
A lo largo de los años que llevo en EMDR he visto a cientos de pacientes cambiar, y mi propio cambio ha ido de la mano en mi evolución al hacer terapia. Es común, y ahora lo veo claro, que los “fuertes”, “capaces”, “asintomáticos”, presenten como señal de alarma un síntoma físico. En mi caso mi brazo se puso en huelga… y es que si no hubiera sido así, ¿me habría hecho cargo de él?
Y así empieza a complicarse el tema: trauma, apego, disociación…
Así que ahora le toca la vez a nuevos proyectos, porque mi brazo ya está bien, me estoy cuidando, descansando, alimentando, ejercitando, yendo a mis revisiones. Ahora ya puedo editar algún video y escribir alguna entrada. Porque con EMDR, con el tiempo, vemos que nos podemos distraer con facilidad en aquello cuando hay un ESTO que nos llama a gritos, aunque a veces estemos ciegos para verlo, y haga falta caer en una depresión grave, que se quede el brazo inerte, o empiece con ataques de pánico cada vez más fuertes.