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Permite que tu hijo explore

Mi pequeñín de dos años está jugando con el mayor, de seis. Se suben a la mesa verde infantil, está cubierta de cojines y juegan a que es una cama. El mayor ayuda al pequeño, le coloca, le anima a seguirle corriendo por la casa buscando más cojines. El pequeño sube dudando a la mesa, mirando a su alrededor… ¿hay peligro? busca a su mamá con la mirada… Yo estoy a unos tres metros, escribiendo esta entrada de blog, testigo de sus juegos, guardiana de su seguridad, cómplice de sus avances. Le devuelvo una sonrisa y él, todo intrépido, siente la seguridad necesaria para seguir con el juego.

Arwen Caban

Reparando apegos con EMDR

Permite que tu hijo aprenda de la experiencia

Cuando hablamos de apego, señalamos tres grandes pilares: autorregulación, conexión y exploración. Este post trata sobre ese gran, importante, inmenso pilar que es la exploración. Explorar significa poner en práctica una determinada competencia en un contexto que sea seguro pero a la vez estimulante. Explorar significa aprender de la experiencia, permitirnos la equivocación, y disponer de una base segura, de un refugio a salvo, que siempre me de la bienvenida… Algo que parece complejo pero que al final es simple sentido común.

Con la exploración aprendemos cómo comer, hablar, andar, trepar… bailar, pintar, escribir… aprendemos a relacionarnos, a saber poner límites a los demás, a estudiar, a moverme por mi barrio, por mi pueblo, por mi ciudad… aprendemos a estudiar, a trabajar. Todos estos aprendizajes los tenemos que aprender nosotros mismos, a través de la experiencia… y en esta sociedad en la que pretendemos que nuestros hijos no sufran, que no pasen por lo que nosotros pasamos en su momento… pues en esta sociedad tan avanzada resulta que no estamos permitiendo que los niños aprendan.

En la sala de espera del pediatra, para una revisión rutinaria, una mamá amorosa coge de las manitas a su bebé, que está sentado en el suelo. Le ayuda a que se levante y luego, también de las manos, consigue que el bebé ande unos diez metros. Cuando las piernas del bebé están cansadas, le coge en brazos. A unos metros otro bebé, de 12 meses, mira con interés lo que está ocurriendo. Está sentado al lado de la silla en la que espera su padre a ser llamado. Con sus manos se agarra a la silla, se levanta con esfuerzo, y persigue a la mamá que andaba de la mano con su hijo. A medio camino sus piernas deciden que están un poco cansadas, y cae de culo al suelo, emite un sonido gracioso, gatea hasta otra silla, se pone de pié de nuevo, y decide llamar a su papá, y su papá va a por él y le felicita por su hazaña. Los espectadores de ambas escenas podrían pensar que el padre no está atento de su hijo, y que la madre amorosa cuida y vela por el suyo… La mirada de un experto en apego diría que la primera mamá no está permitiendo que su hijo aprenda andar, y que seguramente sea una madre de apego preocupado-ansioso… posiblemente pecando de sobreprotección. También diría que el segundo niño se desenvuelve con seguridad dentro de un entorno a la vez seguro y estimulante, un entorno que le permite poner en práctica algo que ya sabe (ponerse de pie apoyado en algo, andar unos metros) añadiendo un ingrediente nuevo (seguir a otro niño en un lugar que no es habitual para él).

Aprender a andar es uno de los mejores ejemplos en exploración que podemos ofrecer. Los seres humanos estamos programados de serie para andar erguidos, necesitamos unos cuantos modelos (ver al resto de humanos andar), una superficie sobre la que andar, algo donde apoyarnos para poder levantarnos… no hace falta mucho. Aún así vemos problemas en niños que no se mueven con seguridad en su entorno, que andan de forma tardía, que no gatearon…

En consulta es habitual ver madres y padres preocupados por que sus hijos no comen sólido, o porque su hijo adolescente no sabe organizarse con los estudios, suspende y se frustra, o porque su hija no tiene amigas y se pasa los fines de semana en casa sin salir. Los problemas en exploración suelen tener detrás padres que dan a sus hijos el tipo de apego que podríamos atribuir a la madre de la sala de espera del pediatra. Apego ansioso-preocupado. Estas madres y padres anticipan catástrofes, y hacen todo lo posible para evitarlas.

El niño se va a caer. A la niña no le va a salir bien el ejercicio y si lo lleva así a clase mañana le pondrán un negativo y eso le va a afectar a la autoestima. Se va a atragantar… la prima de “X” se atragantó y luego sólo podían darle purés porque le cogió miedo a tragar… así que voy a pasárselo por la batidora y me ahorro el mal trago. No puede quedarse entre semana en el parque con los amigos porque entre semana hay que estudiar para aprobar y ya jugará en fin de semana. Mejor le acerco en coche al cine donde ha quedado con sus amigos que le da miedo coger el bus. Y así me podría tirar toda la vida viviendo la vida por mis hijos sin permitirles CAERSE, CORREGIR FALLOS EN CLASE, ATRAGANTARSE, JUGAR A LO QUE QUIERA JUGAR, PERDERSE CON EL BUS…

Cuando damos apego seguro, el apego seguro del bueno (de dentro a fuera), sabemos que hay determinado sufrimiento, determinadas heridas en la rodilla, que no vamos a poder ahorrar a nuestros hijos. Eso forma parte de la vida, de aprender. Cuando damos apego seguro nos convertimos en la base segura, el trampolín, a partir del cual nuestros hijos pueden experimentar y saborear el mundo. Estando atentos a sus necesidades, dándoles ayuda cuando la necesiten o la pidan, disfrutando de su exploración, siendo el refugio a salvo que le da la bienvenida cuando quiere volver (y recuerdo al bebé de 12 meses después de su caminata llamando a su papá), reponiendo su taza emocional, ordenando sus emociones, consolando si es necesario. Y todo esto amando de forma incondicional a nuestros hijos… y es que todo esto de ser padres es la mayor historia de amor.

Por último pediros que permitáis a vuestros hijos explorar sus propios sueños, no los vuestros.

Si eres una mamá o papá interesado en aprender cómo dar un apego seguro, te animo a asistir a los talleres de apego que imparto en Madrid.

Info Talleres Apego Madres y Padres

Si eres un psicólogo o psicóloga interesado en formarte en apego, y reparación del apego, te animo a asistir al curso que imparto de forma periódica en Madrid.

PIPER

Un video para entender la exploración

PARA PROFESIONALES

Libro de intervención en el círculo de seguridad

EL VIAJE DE ARLO

Una aventura de exploración interior, del entorno, de la amistad. Una joya.